Descifrando la Belleza

En el poema "Belleza", quise reflejar la interacción entre el cuerpo y el alma en su búsqueda de significado.

El cuerpo, atrapado en las ilusiones materiales, envejece mientras persigue placeres efímeros y superficialidades, sin darse cuenta de que lo que persigue no es más que una ilusión pasajera. Mientras tanto, el alma, plenamente consciente del proceso, sigue sonriendo. El alma comprende algo que el cuerpo aún no puede ver: la verdadera belleza no reside en lo que se deteriora con el tiempo, sino en la conexión profunda y duradera con el amor y lo eterno. El cuerpo, en su búsqueda de belleza externa, teme perder algo que nunca podrá mantener. Sin embargo, el alma entiende que la belleza verdadera no se encuentra en la apariencia ni en lo material, sino en el amor y en la armonía interna.

El deseo de belleza, tal como lo vive el cuerpo, es una forma de búsqueda de equilibrio, aunque distorsionada por lo superficial. En cambio, el alma, siempre conectada con el amor verdadero, reconoce que la belleza surge cuando somos capaces de integrar lo visible con lo invisible, lo temporal con lo eterno.

La belleza es el resultado, cuando el cuerpo y el alma logran caminar juntos, reconociendo que el verdadero amor no es simplemente un sentimiento, sino un acto de dar y de conexión con lo que es inmortal dentro de nosotros.